Escritura, algunas consideraciones.
- Francisco José Albarracín Suescún
- 2 feb 2016
- 4 Min. de lectura
Francisco J. Albarracin S.
franciscoalbarracin16@gmail.com

La historia de la humanidad ha sido caracterizada en gran medida por la invención de nuevas formas de comunicación hasta al punto de diseñar y rediseñar una y otra vez las vías por medio de las cuales circula la información, lo que no ha cambiado en todo este tiempo, es la concepción de la escritura como la actividad comunicativa y cognitiva por excelencia. Con frecuencia, solemos escuchar hablar sobre la importancia de la lectura, los padres de los escolares presumen de la competencia lectora de sus hijos y se ha vuelto normal ver cómo les inscriben en talleres de lectura para aumentar sus capacidades comprensivas y reflexivas frente al análisis y la interpretación de textos. En contraposición a este interés manifiesto del desarrollo de competencias lingüísticas complejas en los más pequeños, lo cierto es que cada vez menos personas utilizan la escritura como herramienta comunicativa. La gran mayoría de los adultos de nuestro tiempo, reconocen la grafía de las letras, distinguen su fonema respectivo, desarrollan la destreza motriz que implica la escritura de los símbolos convencionales de la lengua escrita y tienen conciencia fonológica de las cadenas graficas que transmiten significados pero no aprendieron y no han aprendido a escribir; esto, en palabras de Vygotsky se traduce de la siguiente manera; “A los niños se les enseña a escribir como un hábito motor determinado y no como una compleja actividad cultural” (Vygotski, 1983) y esta es quizás la razón, por la cual la escritura para muchos de los aprendientes, se convierte en un verdadero problema y desafío al mismo tiempo.
A diferencia de la transmisión hereditaria que ocurre en el lenguaje oral, el lenguaje escrito es un producto de la cultura que se transmite generalmente por medio de la intervención social planteada para tal fin; dicho de otra manera, el lenguaje oral tiene orígenes filogenéticos, y el escrito depende completamente de variantes ontogénicas (Zorzi, 2003). No existen poblaciones que carezcan de medios de comunicación orales, pero si hay comunidades que carecen de lenguas escritas. Simplificando un poco las cosas, podemos decir que, para que un niño aprenda un lenguaje oral, es suficiente con que conviva con hablantes de una lengua, en lo que refiere a la lengua escrita, la ecuación es la misma, basta con que el niño viva en un entorno letrado o haga parte de una sociedad que tenga acceso a la alfabetización (Zorzi, 2003).
Leer y escribir son actos socialmente significativos. El acto de escribir, no se limita a trazar letras que representan sonidos y palabras, no puede reducirse a algunos de sus aspectos como saber trazarlas, su aprendizaje implica conocer las variadas funciones que la lengua escrita puede tener en términos sociales, las múltiples y variadas fórmulas como puede ser usada (Zorzi, 2003). Es un proceso complejo de pensamiento que devela la competencia que tiene un sujeto para generar y dar orden lógico a sus ideas, relacionarlas entre ellas y traducirlas a palabras. Escribir; activa una fase de desarrollo de los procesos Psicointelectivos enteramente nueva y muy compleja (Luira, Leontive, & Vygotski, 2007).
Vygotsky postula que el desarrollo de la escritura en el niño inicia antes de llegar a la escuela y que esta etapa previa del lenguaje escrito es fundamental para comprender su mecanismo de adquisición y desarrollo (Siguan, 1987). Es evidente que dicho aprendizaje se adquiere en contextos naturales donde los intercambios sociales son relevantes a la hora de fortalecer o limitar la apropiación del lenguaje escrito por medio de las relaciones que sean establecidas en un medio social determinado. Como lo afirma Siguan, el lenguaje nace en la relación con otros.
En este sentido, “la escritura debería poseer un cierto significado para los niños, debería despertar en ellos una inquietud intrínseca y ser incorporada a una tarea importante y básica para la vida. Solo entonces podremos estar seguros de que se desarrollara no como una habilidad que se ejecuta con las manos sino como una forma de lenguaje realmente nueva y compleja” (Baquero, 2009). La escuela debe reconocer que la invención tiene que ver con ofrecer oportunidades que permitan gestar nuevas ideas y perspectivas plurales que doten de sentido a la educación, que forme estudiantes amantes del lenguaje escrito para quienes sea gratificante leer y comunicar lo que reflexionan, la necesidad presente de mejorar la calidad de nuestros sistemas educativos dejaría de ser entonces una meta utópica y lejana para convertirse en una realidad, no obstante, una educación de esta categoría, necesita de instrumentos, de lugares, de equipos, de profesores mejor preparados que comprendan lo que es la alfabetización, lo que es en esencia el lenguaje y que valoren lo que puede ser un real desorden en los procesos de aprendizaje y sean capaces de prevenirlos (Zorzi, 2003)
“la creatividad es un bien social, una decisión y un reto de futuro. Por ello, formar en creatividad es apostar por un futuro de progreso, de justicia, de tolerancia y de convivencia” (Klimenko, 2009). Reconocer en la escritura su carácter transformador permitirá la construcción de sentido sobre la cual se modifique la forma de pensar, de ver y de vivir las letras. Entender de esta forma el lenguaje escrito como dador de significados abrirá la puerta a nuevas realidades en las que nunca más se sacrifique el pensamiento autentico ni se repriman los anhelos de renovación.
Trabajos citados
Baquero, R. (2009). Vygotsky y el aprendizaje escolar . Buenos Aires : Aique.
Klimenko, O. (2009). La creatividad como un desafio para la educacion del siglo XXI. Bogotá: Educacion y Educadores.
Luira, A., Leontive, A., & Vygotski, L. (2007). Psicologia y Pedagogia. Madird: Akal.
Siguan, M. (1987). Actualidad de Lev S. Vygotski. Barcelona : Anthropos.
Vygotski, L. (1983). Obras escogidas (3 ed.). Moscu: Pedagogica.
Zorzi, J. L. (2003). Aprendizagem E Disturbios Da Linguagem Escrita Questoes Clinicas E
Educacionais. Brasil: Artmed.
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